Por José Francisco Montes de la Vega
Figura 0. Manuel Varela y Limia. Plano del Frente de Tierra (18–)
Fuente: Archivo General Militar de Madrid – CE-29/8
0.Introducción y antecedentes
Ceuta comenzó el siglo XVIII asediada por el sultán de Marruecos Mulay Ismail1, cerco que transcurrió desde el año 1694 hasta el año 1727. La ciudad en este período no se extendía más allá de la Plaza, si bien el hacinamiento de la población y los constantes bombardeos producidos por el ejército del sultán, propició que la población civil tuviera que ir migrando hacia los terrenos adyacentes de La Almina, utilizados hasta entonces para la cría del ganado y cultivos.
La ciudad (La Plaza), se encontraba amurallada, con el mar como límite físico tanto al sur como al norte, situándose hacia el oeste el Campo del Moro (terreno enemigo), y hacia el este los terrenos de La Almina, despoblados tras la conquista portuguesa de Ceuta en el año 1415.
Tanto el asedio que estaba padeciendo la ciudad, como la toma de Gibraltar por parte de la escuadra angloholandosa en el año 1704, harían que la ciudad cobrara un mayor valor estratégico; la defensa de esta plaza se convertiría entonces en objetivo prioritario de Felipe V quien destinaría todos los recursos necesarios para tal fin, aumentando de manera considerable el aparato militar en la ciudad.
En este escenario, el nuevo cuerpo de ingenieros, con el Marqués Próspero de Verbom2 a la cabeza, tuvo como principal y primer objetivo en la ciudad de Ceuta, asegurar y ampliar el frente de tierra, con el fin de establecer una firme y férrea defensa frente a la ataque de los moros.
El sistema de fortificaciones del conjunto monumental de las Murallas Reales, estaba conformado por una primera línea defensiva, heredada de los portugueses y construida a su vez sobre los restos de la antigua muralla califal, que a su vez, según recientes descubrimientos, se asentaba sobre vestigios y restos de murallas bizantinas y romanas.
Ésta, estaba compuesta, por el Baluarte de los Mallorquines, el de la Bandera, la Muralla Real, el baluarte de la Coraza Alta y su Caballero y el espigón de la Ribera. En el trasdós de la Muralla Real, y adosada a la misma, se construiría un cuartel a “prueba de bombas”, según se denomina en la cartografía histórica existente.
La segunda línea defensiva, estaba compuesta por el baluarte de San Pedro (parcialmente desaparecido), el Frente de la Valenciana y el Baluarte de Santa Ana.
La Plaza de Armas, el revellín del Ángulo de San Pablo, el revellín de San Ignacio y la contraguardia de San Javier, conforman la que sería la tercera línea defensiva.
Cerrando el frente de tierra, se situaba la tercera y última línea, hoy día desaparecida completamente, conformada por la Luneta de S. Felipe, Luneta de la Reina, Luneta de S. Luis, la Contraguardia de Santiago y el revellín de S. Jorge.
A todo el conjunto se sumaba en su cara norte, el espigón de Santa María de África, y el del Albacar.
Figura 1. Plano Principal del Frente de Ceuta, conforme estaba en el año 1700.
Fuente: Archivo Cartográfico de Estudios Geográficos del Centro Geográfico del Ejército. Ar.Gbis-T.5-C.1_41
Figura 2. Plano del frente principal de la Plaza de Ceuta que mira a el Campo de los Moros, con el proyecto que se está ejecutando de El Espigón de la Derecha y el fosso de las tres lunetas nuevas de San Felipe, de la Reina y San Luis. Fuente: A. Cartográfico de Estudios Geográficos del Centro Geográfico del Ejército. Ar.Gbis-T.5-C.2_90
[1] Abdul Násir Mulay Ismaíl as-Samin ben Sharif, conocido como el Sultán Mulay Ismaíl. Fue el sultán de Marruecos que más tiempo se mantuvo en el cargo al reinar entre 1672 y 1727, año de su muerte.
[2] Verboom, Jorge Próspero. Marqués de Verboom (Amberes, Flandes (Bélgica), 1665 – Barcelona, 19.I.1744. Ingeniero militar llegando a ser llegó a ser capitán general, ingeniero general y fundador del Cuerpo de Ingenieros Militares
1.Evolución durante el siglo XX
A primero de Marzo de 1799, se firmó entre S. M. Católica y S. M. Marroquí, el Tratado de paz, amistad, navegación, comercio y pesca, conocido por el tratado de Mequinez, por haberse producido su firma en la ciudad homónima.
Con la firma de este tratado, el peligro de nuevos ataques por parte del reino marroquí desaparece, con lo que el conjunto monumental de las Murallas Reales fue perdiendo paulatinamente su función defensiva, objeto principal de su construcción.
Durante el siglo XIX, y en los primeros años del XX, las Murallas Reales, se usaron como acuartelamiento para distintas tropas, siendo las indígenas las que ocuparon este acuartelamiento a finales de siglo, construyéndose también las propias viviendas de las tropas, escuelas, mezquitas, etc.
Sería a partir de los primeros años del siglo XX cuando empezaría a desvirtuarse la imagen primitiva del Conjunto Monumental de las Murallas Reales, pasto de las desafortunadas acciones urbanísticas que sobre el mismo se realizaron.
El necesario crecimiento de la ciudad hacia el campo exterior, y la obligación de mejorar las comunicaciones tanto con la península (ampliación del puerto) como con el país vecino, conllevó a que se llevarán a cabo los siguientes proyectos urbanísticos y que tuvieron una incidencia directa en el conjunto monumental de las murallas reales:
. La construcción de un nuevo puerto
. La construcción de la línea de ferrocarril
. Mejora de las comunicaciones con el campo exterior
Figura 3. Postal, titulada Pabellones de los Moros del Rey donde se observa la entrada al Conjunto Monumental, siendo cuartel de los Regulares.
La construcción de un nuevo puerto
A principios del siglo XX, se nombró una comisión de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y de Ingenieros Militares para valorar las obras necesarias a realizar en el puerto, en pos de su mejora.
En 1906 se redactaría el “Proyecto de obras indispensables para asegurar el fondeadero de La Rada”, dándose la importancia debida al claramente previsible tráfico comercial, contemplando los muelles: dique muelle Norte; dique Norte, Alfau; y muelle Sur, Alfonso XIII.
El proyecto fue aprobado el 7 de agosto de 1907, con un presupuesto elevado para la época, 17.838.817 pesetas, iniciándose los trabajos en enero de 1909.
Tras la constitución de la Junta y los primeros proyectos, se produjeran variaciones sustanciales para atender a las reformas cada vez más necesarias. De esta manera, ven la luz en 1924 el proyecto de Alonso Bielza Laguna y el de José Rosende3 de 1928.
En estos años se construyen muelles, almacenes y servicios, lo que provoca un aumento del tráfico de mercancías, sobre todo en el avituallamiento a buques, debido tanto a la instalación de almacenes de combustibles como a la concesión para instalación y explotación a D. Enrique Ibarrola y Abaña, que data de 1920 y supone el paso de tuberías de aceite combustible para carga, descarga y suministro a barcos, de gas-oíl y fuel-oíl, a base de utilizar la galería del dique de Poniente.
En el 1928 se declara Puerto de interés general y tuvo lugar la inauguración del muelle de Alfonso XIII -luego, de la República y, en la actualidad, muelle de España-; en el año 1929 se declararía puerto franco y puerto pesquero en el año 1935.
Posteriormente llega la década de 1930, época de crisis que se retrase la finalización de los diques de Poniente y de Levante y Muelle Cañonero Dato hasta el año 1942, propiciando con estas infraestructuras una nueva delimitación de su zona de servicio aprobada por O.M. el 25 de febrero de 1964.
La construcción de este nuevo puerto para la ciudad, supuso la primera metamorfosis en el límite marítimo-terrestre norte de la ciudad (figura 3), fagocitando el Albarcar, que formaba parte del frente de tierra, modificando de esta manera la constitución primigenia del conjunto monumental.
Figura 4. Comparativa de dos imágenes áreas de la ciudad, donde se puede observar en la esquina inferior izquierda la explanada que se creó para la fabricación de sillares artificiales para la construcción y ampliación del nuevo puerto. Fuente: Archivo General de Ceuta.
[3] José Enrique Rosende Martínez, Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos que fue Director del Puerto de Ceuta desde 1904 hasta 1929.
La construcción de la línea de ferrocarril
La línea de ferrocarril Ceuta-Tetuán (1918-1958), se creó con el objetivo fundamental de transportar material bélico y tropas entre las ciudades mencionadas, si bien, con el paso de los años, esta función se extendió igualmente al transporte de pasajeros y mercancías.
La línea contaba con un total de nueve estaciones, situándose dos de ellas en Ceuta. El recorrido se iniciaba en los terrenos del puerto, en la denominaba estación del Muelle4.
El trazado diseñado (figura 5 – línea negra), cruzaba la ciudad de norte a sur, y para tal empresa “fue necesario” derribar la que fuera primera línea defensiva del frente de tierra (figura 6 – figura 7), y que de norte a sur estaba conformaba por los siguientes elementos:
- Luneta de San Felipe
- Luneta de la Reina
- Luneta de San Luis
- Contraguardia de Santiago
El único elemento que se salvaría de este primer atentado urbano contra el conjunto monumental, sería el revellín de San Jorge, la cual correría la misma suerte a mediados de siglo.
Figura 5. Porción del plano Traza de la vía férrea de Ceuta a Tetuán, realizado por la Comisión Topográfica de Marruecos en el año 1918. Fuente: Archivo Cartográfico
Figura 6. Imagen área de principios de siglo XX, donde se puede observar cómo aún se mantiene erguida la primera línea defensiva del frente de tierra.
Fuente: Archivo General de Ceuta.
Figura 7. Imagen área donde se puede observar los movimientos de tierra realizados para la construcción de la línea del ferrocarril. En el vértice inferior derecho se puede observar como el único elemento defensivo que queda en pie es la Luneta de San Jorge cuyos últimos restos se derribarían a mediados de siglo. Fuente: Archivo Genera
[4] “Fue levantada entre 1916 y 1918 por el constructor y contratista D. José Mª. Escriña para la Compañía Española de Colonización, concesionaria de la construcción y explotación del Ferrocarril Ceuta-Tetuán. Todo el proyecto se encargó a una comisión formada por el ingeniero de caminos D. Rafael de la Escosura, el militar D. Miguel Manella y D. José Roda, que lo era de la 1º división de ferrocarriles, encargándose luego el ingeniero D. Wilfredo Delclós de la construcción. El edificio se planteó en un regionalismo tetuaní, con tres cuerpos, patios centrales, cuatro torrecillas que imitaban alminares y andenes cubiertos en forma de galerías de arcos que evitaban el acoplamiento de la marquesina. La simplicidad exterior se hace más elegante mediante el juego de colores entre los planos encalados, y los planos y tejadillos de cerámica de color verde brillante.” Sitito Web http://web.ceuta.es/.
En el año 2003 la Ciudad Autónoma de Ceuta convocaría el concurso del proyecto de rehabilitación, quien ganará el estudio de arquitectos Aranguren y Gallegos S.L. proponiendo convertir esta antigua estación en una biblioteca.
Tras 18 años desde que se presentara el proyecto, aún a día de hoy (si bien la obra parece estar concluida) el edificio sigue estando cerrado, sin que se haya sido inaugurado.
Mejora de las comunicaciones con el campo exterior
El crecimiento de la ciudad producido por un incremento considerable de la población en las primeras décadas del siglo XX, propició que la ciudad se extendiera urbanísticamente hacia el campo exterior.
Este hecho propició que se llevara a cabo dos actuaciones de calado, que afectaron directamente al conjunto monumental.
Por un lado, se llevó a cabo la ampliación del vial que conectaba el puente del cristo (que sufrió sucesivas transformaciones) con el campo exterior, y que “obligó” a reducir la extensión del Baluarte de San Pedro, así como el derribo de la Puerta de entrada de Ceuta.
Y por otro lado, en la bahía norte, se llevó a cabo la construcción de la avenida Martínez Catena, denominada coloquialmente como Carretera Nueva, y cuyo objetivo fundamental era el crear un nuevo acceso al centro de la ciudad desde el campo exterior.
Las obras de esta importante proyecto, que incluía además la construcción del puente “Virgen de África, comenzaron a principios de la década de los años cuarenta, y se alargarían hasta el año 1945, cuando el día 5 agosto, coincidiendo con la festividad de la Virgen de África tuvo lugar su inauguración.
La construcción de esta nueva avenida, modificó el límite marítimo-terrestre sur, y para su ejecución se demolió el lienzo de muralla que conectaba el Baluarte de la Coraza con el Espigón de la Ribera, como se puede observar en la figura 7.
Igualmente, esta avenida terminaría por destruir la primera línea defensiva del frente de tierra, derribando el último bastión defensivo que quedaba en pie, el Revellín de San Jorge.
Como ha quedado patente, la evolución del conjunto monumental de las murallas ha estado estrechamente ligado, al desarrollo urbano de la ciudad, desvirtuando y destruyendo parte del mismo a lo largo del siglo XX. Si este hecho ha sido influyente para el devenir de las mismas, también lo ha sido y de forma portentosa, la política urbanística llevada a cabo a mediados de siglo, permitiendo la construcción de diferentes inmuebles, tanto adosados al conjunto monumental, como en sus áreas limítrofes. En este sentido cabe destacar las siguientes construcciones:
. En su cara sur, C. N. Caballa, construido en el año 1965, adosado al antiguo espigón de la Ribera.
. En su cara norte, el Club Náutico Cas, construido adosado al Baluarte de los Mallorquines; hoy día desaparecido; en su lugar se construyó un nuevo edificio exento.
. En su cara este, Hotel Parador La Muralla, inaugurado el 10 de agosto de 1965. Para su construcción se derribó el cuartel de San Samuel y la Torre del Reloj. Este complejo hotelero se construyó adosado a la muralla real, “aprovechando” las antiguas bóvedas del antiguo parque de artillería para re-convertirlas en suites del hotel.
. En su cara oeste, en los años 60-70, entre la trinchera de la línea de ferrocarril y la segunda línea defensiva del frente de tierra (y en terrenos de usos para espacios libres), se construyeron cinco edificaciones, albergando usos educativos, sanitarios, de defensa, residencial y estación de servicio.
Como ha quedado patente, el desarrollo urbano de la ciudad y las políticas urbanísticas llevadas a cabo para afrontar este hecho, incidieron de manera mayúscula en el devenir del conjunto monumental y en su morfología. Además, desde que dejara de usarse por defensa para cuartel de los regulares, y se cediera la Ciudad Autónoma de Ceuta, este complejo, sufrió el embate de utilizarse para actividades variopintas, desde deportivas (como la celebración festejos taurinos, de combates de boxeos o la instalación permanente de una cancha de deportes, en la Plaza de Armas), lúdicas (discoteca o Ciudad del Carnaval), municipales (cuartel de la policía) y pasando incluso durante una época por ser ocupada por los primeros inmigrantes que empezaban a llegar a la ciudad, en un claro ejemplo del abandono paulatino y constante que sufrió este Bien de Interés Cultural durante años.
Figura 8. Construcción del puente Virgen de África. Fuente: Archivo General de Ceuta.
Figura 9. Vista, Elevación y perfiles de diez bóvedas de las veinte y dos proyectadas para el ensanche de la Muralla Real de Ceuta cuyo proyecto aprobó su Majestad el 24 de Octubre del año de 1794.
Figura 10. Imagen de los terrenos de defensa cedidos para la construcción del Hotel La Muralla. En la misma se puede observar al fondo el antiguo cuartel de artillería, y en un primer plano la Torre del Reloj. Fuente: Archivo General de Ceuta.
Imagen 11. Festejo taurino celebrado en las Murallas Reales, en la primera década del siglo XX. Fuente: Colección propia
Figura 12. Imagen de la formación de la Policía Local de la Ciudad en las Murallas Reales. Fuente: Archivo Municipal de Ceuta.
1.Evolución durante el siglo XX
En el año 1930, se convocó en la ciudad un concurso para llevar a cabo el plan de ensanche y reforma interior de la ciudad. La propuesta ganadora resultaría ser la de los arquitectos Gaspar Blein Zaragoza5y Manuel Martínez Chumillas6, con un trabajo basado en “los principios de orden, higiene y economía” (Ciudades, 22 (2019) pág. 124).
Sin embargo, la falta de suelo de titularidad municipal, la gran inversión económica que habría que realizar y sobre todo, el estallido de la Guerra Civil (1936-1939), hicieron que este plan urbanístico nunca se llevara a cabo.
No sería hasta el año 1949 cuando Ceuta no contó con un Plan General de Ordenación Urbana para la ciudad.
El Plan redactado por Pedro Muguruza7 y Manuel Muñoz Monasterio8, sobre una ciudad que contaba con una población aproximada de 60.000 habitantes, intentó plantear las soluciones necesarias a los problemas que venía arrastrando la ciudad con anterioridad a la Guerra Civil, y que no eran otros que la escasez de vivienda social, escasez de zonas verdes, desorganización del suelo industrial, y una escasa de red de comunicaciones viarias entre el centro de la ciudad y el campo exterior.
Como ha quedado patente, la sensibilidad por el patrimonio histórico y el respeto al legado arquitectónico (como ocurría en el resto del país), era más bien escaso por no decir nulo en los planes urbanísticos, estando condicionada la persistencia del mismo, a los intereses políticos y económicos del momento.
En los años setenta, el Centro de Iniciativa y Turismo, presidido por Alberto Baeza Herrazti, elevó una propuesta al Ayuntamiento de la Ciudad, para que ésta acometiera una fuerte rehabilitación y adecuación del Conjunto de las Murallas Reales, entendiendo que debería ser el principal atractivo turístico de la ciudad para lo que incluso llegó aportaba un trabajo de ordenación y rehabilitación de las mismas.
La aplicación del plan de Muguruza, (completado con unas normas subsidiarias y complementarias del año 1975), se alargaría en el tiempo durante cuarenta y ochos largos años, hasta que en 1992 se aprobara el Plan General de Ordenación Urbana de Ceuta.
Este plan de ordenación urbana contaba entre sus prioridades proteger el patrimonio de la ciudad y planteaba la redacción de una Plan Especial de las Murallas Reales del Angulo (declarado Bien de Interés Cultural por Real Decreto 1.555/85 de 3 Julio), cuyo “interés prioritario fuera recuperar el mayor patrimonio histórico de la ciudad, solucionar el principal nudo de tráfico existente en la zona y dotar a la ciudad de un gran equipamiento”. Este hecho, marcaría un punto de inflexión en el devenir del Conjunto Monumental de las Murallas Reales de la Ciudad; en el año 1993 se firmaría un decreto entre el Ministerio de Cultura y la Ciudad de Ceuta al objeto de colaborar en el “proyecto de restauración y revitalización de las Murallas de la Ciudad”, con el objetivo prioritario de “rescatar de su actual estado un monumento singular y significativo” y que sería encargado al arquitecto Juan Miguel Hernández de León.
En el año 1994, mediante decreto de fecha 13 de mayo de 1994, se encargaría al arquitecto municipal Javier Arnaiz Seco la redacción del Plan Especial de Protección de las Murallas Reales.
Con este hecho, se dotaba a la ciudad de todos los instrumentos necesarios, para restaurar, rehabilitar y poner en valor tanto el Conjunto Monumental como su entorno más inmediato.
Sin embargo, a pesar de que hayan transcurrido 27 años desde entonces, la realidad patente difiere en gran medida de los objetivos marcados en el P.E.
La rehabilitación del conjunto, se limitó a la rehabilitación de la Plaza de Armas y del Revellín de San Ignacio, albergando en el mismo el nuevo Museo de la Ciudad.
La rehabilitación del resto del conjunto, quedó sin realizarse, y lo que aún es más importante, la adecuación de los terrenos situados entre la trinchera (vía del ferrocarril) y el frente de tierra, indispensable, para comprender y entender la morfología, estructura y funcionalidad del Conjunto Monumental.
Figura 13. Sistema de parques y comunicaciones de Ensanche de Ceuta de Gaspar Blein.
Fuente: Gaspar Blein, Proyecto de Ensanche de Ceuta, 1932. Archivo General de Ceuta.
Figura 14. Plan Especial de Protección de las Murallas Reales redactado por el arquitecto municipal Javier Arnaiz Seco.
Fuente: Javier Arnáiz Seco, P.E. de Protección de las Murallas Reales, Plano 03-04. Plantas Generales de Ordenación. Archivo General de Ceuta.
[5] Blein Zaragoza, Gaspar (1902-1988). Arquitecto y urbanista español. En 1926 fue nombrado por concurso arquitecto municipal de Ceuta, realizando diversos proyectos y dirección de obras de escuelas, iglesias, el mercado y matadero, el Parque de Bomberos y Puente de la Almina.
[6] Martínez Chumillas, Manuel. Compositor, arquitecto y profesor español. Perteneció al GATEPAC y fue premio Nacional de Arquitectura en 1942.
[7] Muguruza Otaño, Pedro (1893-1952). Arquitecto y urbanista español.
[8] Muñoz Monasterio, Manuel (1903-1969)
3. Conclusiones
El objetivo fundamental de cualquier administración en la gestión de su patrimonio debe ser el protegerlo y darlo a conocer.
Tal y como estable la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, los bienes integrantes del Patrimonio Histórico Español deberán ser conservados, mantenidos y custodiados por sus propietarios o, en su caso, por los titulares de derechos reales o por los poseedores de tales bienes.
Además, en el caso de los conjuntos monumentales la citada ley establece que será preceptivo la realización de un Plan Especial de Protección de la zona afectada.
En el caso del Conjunto Monumental de las Murallas, ha quedado expuesto como en el año 1994 se redactó el Plan Especial de Protección; transcurridos 27 años desde este hecho, la realidad existente difiere de los objetivos marcados en el citado plan urbanístico, si bien, tan solo se han materializado parte de los mismos.
Uno de los hitos más importantes que marcaba el P.E. era el de “expropiar y derribar las edificaciones del Frente de Tierra, en cuyos terrenos se tenía previsto paliar el déficit de aparcamiento y pequeño comercio”.
A fecha de hoy, tan solo se ha materializado la reubicación de la estación de servicio y el cese de actividad del centro Sanitario José Lafont.
Cabe entonces preguntarse, a pesar de poseer los instrumentos legales y urbanísticos necesarios para ejecutar el Plan, cuáles han sido los motivos por el cual ha existido esta in-acción administrativa, y transcurridos todos estos años, aún no se ha visto culminado uno de los principales proyectos, en lo que a la rehabilitación del patrimonio se refiere, que ha tenido nuestra ciudad.
El caso del Conjunto Monumental de las Murallas Reales no es más que la punta del iceberg de la situación que vive el inmenso y rico patrimonio histórico de nuestra ciudad, que mal sobrevive con un inadecuado mantenimiento (en el mejor de los casos) o se encuentran incluso abandonados a merced de las inclemencias climatológicas o las ocupaciones ilegales.
La situación a la deriva vivida en los últimos años, no debe ser acicate para que exista un cambio de rumbo en las estrategias políticas de conservación del patrimonio de nuestra ciudad; la creación por parte de nuestra administración de un Comité de Seguimiento para garantizar la rehabilitación del patrimonio, debe ser el primer paso hacia la creación de un Patronato Cultural, encargado única y exclusivamente, de la conservación, mantenimiento y custodia de nuestro patrimonio, como única alternativa posible, que garantice en el tiempo la perdurabilidad de los mismos, como verdaderas señas inequívocas de nuestra larga y dilatada historia e identidad.
Referencias
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